Está noche ha llovido y nos hemos despertado con la parcela llena de barro. Hemos fregado, desayunado, fregado otra vez y preparados para ir hacia SAINT-CIRQ-LAPOPIE, nuestro siguiente destino de viaje.
Es otro de los pueblos más bonitos de Francia y la verdad que nos ha gustado mucho y también nos ha sorprendido. Paseando por el pueblo, aparte de toda la estructura medieval de las calles, las casas con piedras y entramadas, las calles empinadas… Había una exposición al aire libre de figuras hechas a mano con materiales reciclados que nos ha gustado mucho y nos ha parecido muy curiosa.
Cuando hemos terminado la visita al pueblo y antes de despedirnos, hemos ido a comer algo típico de la zona.
Antes de volver, con todos los imprevistos y cambios de planes, papi quería acercarse a Septfonds, que nos caía de paso.
Septfonds es un puedo, al que por circunstancia de la vida, llego uno de nuestros abuelos a uno de los campos de refugiados que se crearon en Francia para recibir a los exiliados que huían de España trans la Guerra civil.
A día de hoy, hay un memorial a las afueras del pueblo con un barracón vacío en el que la gente cuelga noticias de la época o listas de la gente que se sabe que paso por ahí. Luego nos acerquemos al museo del pueblo, pero estaba cerrado. Y para finalizar la visita, fuimos a la estación de tren a la que llegaron. El final fue un poco agridulce pero era una de los sitios que teníamos que visitar.